Todo iba bien… hasta que alguien dijo: “Eso ya lo intentamos y no funcionó”.
Y de pronto, la energía de la reunión bajó. Las ideas se frenaron. El ambiente cambió.
Todo el mundo habla de los zombies corporativos: personas apáticas, desmotivadas, que hacen lo justo para pasar el día. Pero hay una figura menos reconocida (y a menudo más contagiosa) que puede tener un impacto igual o incluso mayor en la energía de un equipo.
Nos referimos a los Passion Killers.
No son indiferentes. Al contrario, suelen implicarse, tienen opiniones fuertes y hasta cierto orgullo por su experiencia. Pero ante cualquier cambio, propuesta o iniciativa nueva, su respuesta tiende a ser la misma: “esto va a traer problemas”
En este artículo te contamos cómo detectarlos, por qué es importante intervenir desde el rol de líder y qué hacer si hay uno (o varios) en tu equipo.
Porque si el cambio quiere florecer, hay que proteger primero el terreno emocional en el que va a crecer.
¿Qué es un Passion Killer?
Nuestra CEO los define así:
“Los passion killer son personas asesinas de pasión, auténticas expertas en quitar las ganas y chupar la energía. Son pesimistas y se quejan de todo, boicoteando cada nueva idea”
Marta Romo
Como decíamos antes, no son personas desconectadas de la organización, ni zombies que han tirado la toalla. De hecho, muchos de ellos se implican. Hablan. Opinan. Asisten. Participan.
Pero cada vez que se asoma algo nuevo, lo primero que hacen es señalar el peligro.
El cambio les incomoda. La novedad les agota antes de empezar. Y aunque no lo digan así, su forma de participar transmite un mensaje sutil, pero constante: “esto no va a salir bien”.
No es desinterés, es escepticismo activo.
Y lo que hace que el impacto sea tan alto es que su postura suele estar disfrazada de experiencia, prudencia o sensatez.
Frases tipo:
“Eso ya lo vivimos en 2016 y no funcionó.”
“Ahora os ilusionáis, pero en cuanto lo vea la Dirección lo van a tumbar.”
“No es por ser negativo, es que intento ser realista.”
“Mejor no le pongas muchas ganas, que luego vienen los disgustos.”
A menudo, este patrón viene de lejos: de decepciones anteriores, de cambios mal gestionados, de sentirse no escuchados. Pero su impacto actual es real: enfrían el entusiasmo, frenan la iniciativa y generan un clima emocional que desactiva más que cualquier proceso burocrático.
Y aquí hay algo importante: todos podemos ser Passion Killers en algún momento. Basta con que nos sintamos cansados, poco valorados o en modo defensivo.
Por eso, más allá de identificar a una persona, se trata de detectar una actitud que, si se instala, puede contaminar poco a poco la energía del equipo.
¿Hay un Passion Killer en tu oficina?
Responde sí o no a estas preguntas. Si marcas seis o más “sí”, probablemente haya un Passion Killer cerca (o lo estás siendo tú, sin darte cuenta):
- ¿Después de cada reunión con esa persona sientes que tu motivación baja, aunque el tema fuera ilusionante?
- ¿Empieza la mayoría de sus frases con un “no”, un “pero” o un “esto ya se intentó”?
- ¿Cuándo alguien se ilusiona con algo, esa persona lo rebaja rápidamente con un comentario frío o irónico?
- ¿Rechaza nuevas ideas no por argumentos sólidos, sino por pura inercia negativa?
- ¿Se implica y aporta desde su experiencia, pero lo hace siempre desde la idea de que las cosas no van a funcionar?
- ¿Percibes que su visión está más orientada a evitar riesgos que a explorar oportunidades?
- ¿Sabes (o intuyes) que le importa su trabajo, pero ha perdido la fe en que las cosas puedan mejorar?
- ¿Esa persona fue en el pasado un referente positivo, pero ahora parece más desconectada emocionalmente?
- ¿Cuestiona con frecuencia la viabilidad de ideas sin llegar a proponer alternativas?
- ¿Notas que, incluso sin decir mucho, su lenguaje corporal transmite escepticismo o desdén?
Este tipo de perfil no se identifica solo por una opinión crítica. Todos tenemos derecho a disentir.
Lo que define al Passion Killer es el patrón, la repetición, el impacto emocional en el grupo.
¿Por qué es importante intervenir frente a los Passion Killer?
Ya sabemos qué es un Passion Killer y cómo detectarlo. Pero… ¿Por qué es tan importante actuar?
Existen numerosos estudios que demuestran cómo los comportamientos (tanto positivos como negativos) se propagan en los grupos sociales como olas.
Por ejemplo, el estudio The Spread of Healthy Behaviors through Social Networks, publicado en el New England Journal of Medicine, reveló que si una persona mejora su bienestar emocional, sus contactos más cercanos también aumentan su felicidad en un 25%. Y si alguien deja de fumar, sus amigos tienen hasta un 36% más de probabilidades de hacerlo también.
Aplicado al entorno profesional, uno de los experimentos más citados es el conocido como el de la manzana podrida de Will Felps. En él, se introducía a propósito una persona con actitud negativa en diferentes grupos de trabajo. ¿El resultado? El rendimiento del equipo caía un 30 o 40%, incluso si el resto de integrantes eran competentes y motivados.
Este tipo de datos subrayan una verdad incómoda: una sola actitud negativa sostenida puede arrastrar a todo un equipo.
Si tienes cerca a un Passion Killer como compañero, nuestra recomendación es que protejas tu energía y limites la exposición cuando puedas.
Pero si eres líder y tienes uno en tu equipo, entonces tu rol es clave.
Siete estrategias para desactivar un Passion Killer
No se trata de confrontar, sino de reconducir una dinámica que frena al equipo. Aquí van estrategias claras y aplicables:
Habla del patrón, no de la persona
Explícalo como una dinámica que nos puede pasar a cualquiera, no como un rasgo fijo. Evita etiquetas tipo “eres muy negativo” o “siempre frenas al equipo” y ten una conversación en privado para comprender:
- “¿Cómo podemos recuperar tu entusiasmo?”
- “¿Hay algo que te está frustrando últimamente?”
- “¿Sientes que no se escucha tu experiencia?”
Valida la intención, pero redirige el efecto
Muchas personas con este perfil creen que están protegiendo al equipo: son escépticos, no destructivos. Recuérdales eso… y luego acompaña el giro:
“Entiendo que lo comentas para anticiparnos a riesgos. ¿Cómo podríamos transformar esa experiencia en una propuesta constructiva?”
De la opinión a la responsabilidad
Una buena manera de cortar el patrón es moverse del juicio a la acción:
- “Si dependiera de ti, ¿cómo lo harías?”
- “¿Qué cambiarías tú?”
- “¿Qué propuesta concreta harías en lugar de esto?”
Quien solo opina, se desentiende. Quien propone, se implica.
Refuerza lo que sí aporta
Cuando esa persona hace un comentario constructivo, muestra apertura, o ayuda a encontrar soluciones, hazlo visible.
La motivación también se reconstruye con reconocimiento.
Protege la energía del equipo
Establece normas culturales que cuiden la motivación grupal:
- No matar ideas en fase embrionaria.
- Primero propuesta, luego riesgos.
- El “sí, y…” por delante del “no, pero…”.
Aprovecha su talento en otras fases
Estas personas pueden no encajar en equipos de innovación, pero son valiosísimas en fases de ejecución, revisión o auditoría. Su mirada crítica detecta errores reales que otros no ven.
Combínalos con perfiles opuestos
Formar binomios diversos funciona. El soñador creativo y el perfil escéptico pueden complementarse si hay respeto y objetivos claros. Uno aporta visión, el otro rigor.
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Hemos visto cómo los Passion Killers a menudo son perfiles con experiencia y compromiso que, por diversas razones, han perdido la confianza en el cambio. Como líderes, tenemos la responsabilidad de detectar estos patrones, reconducirlos y proteger la energía colectiva del equipo.
En BeUp llevamos más de 15 años ayudando a organizaciones a construir culturas corporativas que favorecen el florecimiento humano, y acompañando a líderes para crear equipos motivados, resilientes y con alto rendimiento emocional.
Ya hemos trabajado con el 70% de las compañías del IBEX35, incluyendo empresas como Mapfre, BBVA, Orange, Ferrovial o Santander.
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